Recorrido de la procesión de cardenales en el cónclave
La procesión de los 133 cardenales electores comenzó en la Capilla Paulina con un paso solemne en dirección a la Capilla Sixtina. El desfile, que también puede denominarse marcha eclesiástica, siguió un protocolo establecido para garantizar el orden y la solemnidad del acto.
Dispuestos en orden inverso según su rango y fecha de creación, los purpurados avanzaron manteniendo un ritmo pausado. El despliegue refleja la tradición de la elección papal, donde cada detalle del recorrido adquiere un significado simbólico.
Trayecto desde la Capilla Paulina hasta la Sixtina
El itinerario, de aproximadamente cien metros, transitó pasillos y corredores vaticanos hasta llegar al umbral de la Capilla Sixtina. Este tramo del cónclave es conocido como el “paseo conclavario” y marca el inicio del aislamiento de los electores.
Al arribar al interior de la sacristía vaticana, se cerraron las puertas de la Capilla Sixtina de manera definitiva. A partir de ese momento, solo un reducido número de oficiales litúrgicos permanece con los cardenales para las ceremonias previas a la votación.
Protocolo de juramentos latinos en la Capilla Sixtina
Una vez selladas las puertas, cada cardenal se acercó al atril donde reposaba un Evangelio abierto. En latín, realizaron la promesa solemne que sella su compromiso durante el proceso de elección papal. Este juramento constituye un acto sacramental que legitima la elección.
El texto recitado, que comienza con “Y yo…, cardenal…, prometo, hago voto y juro…”, incluye la invocación a Dios y el toque físico de los Santos Evangelios. Cada fórmula de juramento refuerza la solemnidad del cónclave y la inviolabilidad del proceso.
El maestro de ceremonias, Mons. Diego Ravelli, supervisó la secuencia de juramentos. Su papel garantiza que se cumpla cada punto del ritual litúrgico sin alteraciones, velando por la uniformidad y el respeto al protocolo.
Ritual de aislamiento y llamado Extra Omnes
Una vez finalizados los juramentos, se produjo el tradicional “Extra Omnes”, pronunciado por el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias. Esta orden excluye a todos los presentes que no sean los cardenales electores.
Solo el Maestro de las Celebraciones y el predicador de la Casa Pontificia permanecen en la Capilla Sixtina para ofrecer una meditación. Su intervención se limita a un breve discurso que precede a la primera votación del cónclave.
Con el cierre de puertas, comienza el aislamiento total de los purpurados. A partir de ese instante, toda comunicación con el exterior queda suspendida hasta la proclamación del nuevo pontífice.