Centros de salud cerrados en zonas serranas: inseguridad y acceso complicado
Ocho centros de salud del sistema público en Sinaloa se encuentran temporalmente fuera de operación debido a problemas de inseguridad y dificultades de acceso. Estas unidades formaban parte de la red de atención primaria y su clausura afecta la cobertura en comunidades alejadas.
Las condiciones de violencia en algunas regiones y la falta de vías de comunicación adecuadas han impedido la llegada de personal y suministros. En varios casos, las rutas son intransitables durante amplios periodos, lo que agrava el déficit de atención médica en la población local.
Distribución geográfica de los centros sanitarios afectados
Los módulos cerrados están ubicados principalmente en áreas montañosas de los municipios de Concordia, Rosario y Badiraguato. Estas zonas presentan orografía accidentada y fallas en infraestructura vial, lo cual dificulta el acceso a los servicios de salud.
La dispersión de estas comunidades obliga a implementar rutas prolongadas y riesgosas para llegar a los centros. La distancia y el aislamiento condicionan la operatividad normal de las clínicas rurales, comprometiendo la atención en emergencias.
Municipios con mayores restricciones de operación
En Badiraguato, la violencia en carreteras secundarias ha generado cancelaciones recurrentes de guardias médicas. El personal sanitario se enfrenta a trayectos expuestos a posibles hostilidades, lo que limita la continuidad de los servicios.
En Rosario y Concordia, la inaccesibilidad por caminos de terracería durante la temporada de lluvias obliga al cierre preventivo de instalaciones. Estas condiciones adversas prolongan la suspensión de consultas y campañas de salud.
Reubicación del personal sanitario y continuidad de servicios
Ante la clausura parcial de módulos, el personal ha sido redistribuido a clínicas urbanas o centros de salud colindantes. Esta estrategia busca mantener la fuerza laboral activa y garantizar la atención en localidades con mayor afluencia.
La medida de traslado implica ajustes en la asignación de turnos y transporte para el personal. Aunque mejora la disponibilidad en centros cercanos, no resuelve la brecha de cobertura en las comunidades más remotas.