Proceso de elección papal y humo negro
Durante la primera votación del cónclave vaticano, el humo negro emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina. Esta señal indica que ninguno de los 133 purpurados reunió los dos tercios de votos necesarios. El uso del humo negro forma parte del protocolo para comunicar el resultado sin revelar cifras precisas a los presentes.
Este ritual se ha mantenido sin interrupciones en más de un siglo, y en esta ocasión coincide con el mayor número de cardenales en la historia reciente. La chimenea ubicada sobre la capilla sirve como único mecanismo para advertir a los fieles sobre el avance de la elección papal, sin detalles adicionales.
Jornada inicial de votaciones cardenalicias
La sesión nocturna reunió a todos los electores en una única ronda de escrutinio. Cada purpurado depositó su voto confidencialmente, y el conteo posterior descartó cualquier candidatura con menos de 89 sufragios. El proceso se mantiene bajo estricta discreción, sin presencia de observadores externos.
Mayoría necesaria para la elección
La mayoría de dos tercios exige al menos 89 votos favorables para validar un nuevo pontificado. Este umbral busca garantizar un consenso amplio dentro del colegio cardenalicio y dirige el desarrollo de sucesivas rondas de votación. La sistemática refuerza la legitimidad del futuro líder de la Iglesia.
En caso de desacuerdo persistente, los purpurados pueden optar por estrategias de negociación interna o proponer candidaturas alternativas. El cónclave puede prolongarse hasta que un aspirante alcance el respaldo requerido, manteniendo la dinámica de escrutinio diario.
Condiciones de aislamiento y protocolo del cónclave
Los cardenales permanecen aislados dentro del recinto vaticano desde el inicio del cónclave. Se les prohíbe el uso de teléfonos móviles e internet, y están sujetos a un juramento de confidencialidad. Esta clausura busca resguardar la independencia del proceso y evitar influencias externas.
El reglamento interno impone un control estricto del acceso a alimentos y comunicaciones externas. Cada jornada de votación sigue horarios fijados por el maestro de ceremonias, con suspensiones de varias horas entre rondas para deliberaciones secretas.
Expectativa en la Plaza de San Pedro
Unos 30 000 fieles se congregaron frente a la Basílica de San Pedro, atentos a la salida del humo. La plaza se llenó de murmullos y cánticos discretos, mientras los espectadores buscaban distinguir su tonalidad. El color negro generó un ambiente de espera prolongada.
La multitud mantuvo silencio respetuoso al momento de la fumata, y varias velas iluminaban el entorno nocturno. La atención colectiva se centró en la chimenea más que en mensajes oficiales, reflejando la relevancia del signo ritual en la sucesión papal.