Desmentido sobre alivios arancelarios y acusaciones comerciales
El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, aclaró a través de su cuenta en X que no existe ningún ofrecimiento de alivios arancelarios a cambio de investigaciones a políticos de alto nivel. Según el diplomático, la versión circulante sobre beneficios comerciales condicionales carece de fundamento y no responde a ninguna propuesta formal por parte del gobierno estadounidense.
En su mensaje digital, Johnson subrayó que las relaciones bilaterales entre ambas naciones se basan en acuerdos vigentes y en el respeto mutuo de las normativas comerciales. La negación apunta a desmentir versiones que vinculan los procesos aduaneros con presiones políticas, situación que, de ser real, pondría en riesgo la estabilidad de los mecanismos de cooperación económica.
Impacto en investigación política y relaciones bilaterales
La acusación de condicionar estímulos arancelarios a pesquisas sobre funcionarios mexicanos generó cuestionamientos sobre la independencia judicial y la interferencia externa. Sin embargo, el pronunciamiento oficial del embajador resta credibilidad a ese escenario, al señalar que no se ha planteado ningún tipo de intercambio que involucre el sistema de justicia.
Este episodio despierta atención en sectores dedicados a la transparencia y al monitoreo de la cooperación internacional, pues pone en el centro la integridad de los procesos de investigación. La aclaración busca despejar dudas y mantener la ruta de colaboración en asuntos de gobernanza sin mezclar incentivos económicos con decisiones judiciales.
Cooperación en seguridad fronteriza contra cárteles y fentanilo
En la misma comunicación, Johnson resaltó el compromiso del expresidente Donald Trump y de la mandataria mexicana Claudia Sheinbaum para intensificar las acciones conjuntas contra las redes delictivas. Ambos gobiernos han manifestado su disposición a coordinar operativos destinados a desarticular células de cárteles y frenar el flujo de fentanilo hacia territorio estadounidense.
La estrategia contempla el intercambio de información de inteligencia, patrullajes fronterizos y apoyo logístico en puntos críticos. Estos mecanismos pretenden reducir la capacidad de las organizaciones criminales para traficar drogas sintéticas y debilitar sus estructuras operativas, sin que se mezclen con acuerdos comerciales o incentivos fiscales.
