Crisis alimentaria en la franja de Gaza: situación de las cocinas comunitarias
Un video reciente captado en la capital de Gaza evidencia el colapso de los sistemas de distribución de víveres. Decenas de personas, entre hombres, mujeres y niños, se concentran sin orden ni protocolo frente a una cocina comunitaria improvisada. Las ollas permanecen vacías tras una verja metálica, mientras los desplazados alzan las manos con recipientes en espera de una porción mínima de guiso.
La ausencia de filas organizadas y la inexistencia de un registro formal agudizan la precariedad alimenticia. Cada mañana, cientos de familias desplazadas arriban con la esperanza de conseguir una sola cuchara de caldo o legumbres. Esa dinámica refleja la falta de mecanismos humanitarios capaces de gestionar de forma equitativa el reparto de comida.
Los niños lloran mientras intentan mendigar comida. La situación del hambre se agrava en Gaza, y decenas de miles de personas acuden en masa a varios comedores comunitarios para conseguir comidapic.twitter.com/odEizZ3WNV
— Alertageo (@alertarojanot) July 15, 2025
Funcionamiento de la cocina improvisada
La estructura consiste en un espacio habilitado con fogones rudimentarios y recipientes metálicos que contienen porciones reducidas. No hay rótulos ni turnos asignados, lo que deriva en empujones y largas esperas bajo el sol o en espacios cerrados. La provisión de combustible y materias primas depende enteramente de donaciones esporádicas.
El personal voluntario carece de uniformes o identificación oficial. Al no existir control biométrico o digital, los beneficiarios vulnerables —incluyendo bebés de meses de nacido— compiten por una mínima ración. Esa falta de orden incrementa la tensión general y produce episodios de agotamiento físico entre quienes aguardan durante horas.
Desplazados en Gaza y acceso limitado a alimentos
La población desplazada tras el desplazamiento masivo desde Jabalia y otros campamentos sufre inseguridad alimentaria severa. Muchos recorren kilómetros diarios sin garantía de regresar con víveres. Los menores y ancianos resultan los más afectados por el déficit calórico y la deshidratación.
La logística de distribución no contempla el estado de salud de los receptores ni el tamaño familiar, lo que agrava la situación nutricional. Sin un censo preciso, la oferta de raciones resulta azarosa y los aportes solidarios se diluyen ante la demanda creciente de una zona densamente poblada.
Testimonios de desplazados ante el hambre
“Vengo desde muy lejos solo para conseguir una comida de esta cocina. No quiero comer yo, pero que al menos coman los niños”, dice Ghazi Alyan, de 21 años, desplazado de Jabalia. Describe la frustración de luchar a diario por el sustento familiar en un contexto de carencia absoluta.
Frente a las rejas, grupos de madres con bebés en brazos esperan durante horas. Cada olla vacía multiplica la incertidumbre sobre cuándo podrán alimentarse de nuevo. Esa realidad expone la urgente necesidad de mecanismos de ayuda más robustos y coordinados para frenar la emergencia humanitaria.
