Adopción de automóviles eléctricos en Sinaloa y movilidad limpia
El uso de automóviles eléctricos en Sinaloa ha aumentado en meses recientes ante el alza constante de los combustibles. Según datos del Servicio de Administración Tributaria del Estado de Sinaloa, ya circulan 2 329 vehículos eléctricos en la entidad. Esta cifra, aunque pequeña frente al parque vehicular total, refleja un cambio progresivo hacia una movilidad limpia.
Conductores buscan alternativas más económicas y con menor impacto ambiental, lo que impulsa la aceptación de la movilidad eléctrica. El silencio al deslizarse y la reducción de costos operativos se perciben como ventajas directas. Sin embargo, la infraestructura resultante aún no corresponde al ritmo de crecimiento de este mercado emergente.
Infraestructura de carga eléctrica y electrolineras
La ubicación y cantidad de electrolineras resultan insuficientes para cubrir la demanda actual de vehículos eléctricos. En gran parte del territorio de Sinaloa, las estaciones de recarga siguen siendo escasas o presentan tiempos de espera prolongados. Esto limita la adopción masiva de cargadores y disuade a potenciales compradores.
La falta de puntos de recarga supone un obstáculo clave para trayectos interurbanos y para quienes no disponen de un espacio privado para instalar un cargador doméstico. Además, los costos de instalación y mantenimiento de estas electrolineras pueden elevarse si no se planifican jornadas de carga compartidas. Por ello, es fundamental definir un plan de expansión a distintos municipios.
Estrategias de instalación de estaciones de recarga
Para ampliar la red de infraestructura de carga eléctrica se han propuesto incentivos fiscales y convenios público-privados. Estos mecanismos buscan reducir costos iniciales y atraer inversiones de empresas nacionales y extranjeras. Aun así, la falta de coordinación entre niveles de gobierno retrasa la implementación de nuevos puntos de recarga.
Las autoridades locales analizan modelos de concesión y asociaciones con operadores especializados en movilidad sostenible. Asimismo, se considera la integración de paneles solares para abastecer parcialmente la demanda energética. Estas estrategias persiguen optimizar el uso de recursos y garantizar tiempos de carga más predecibles.
Retos de autonomía en trayectos largos
La incertidumbre sobre la autonomía de los vehículos eléctricos desalienta los recorridos de larga distancia. A pesar de que los modelos más recientes superan los 300 kilómetros por carga, el temor a quedarse sin energía persiste. La marcha cero de los automóviles eléctricos en zonas aisladas representa un riesgo operativo.
Adicionalmente, factores como la temperatura ambiente y el uso de sistemas de climatización pueden reducir la capacidad efectiva de las baterías. Esto obligaría a planificar con mayor antelación las rutas y a prever paradas adicionales en electrolineras. La variabilidad en los tiempos de carga también complica la logística de trayectos extendidos.
Plaza de carga eléctrica en Los Mochis y modernización del transporte
En Los Mochis se construye una plaza destinada a ofrecer servicio de carga eléctrica para automóviles y otros vehículos de movilidad eléctrica. Este proyecto plantea ubicar múltiples tomas de carga rápida y semirrápida en un solo recinto. Su funcionamiento estará abierto al público las 24 horas, reduciendo la brecha de cobertura en la región norte de Sinaloa.
Los responsables del desarrollo prevén incorporar sistemas de pago digitales y supervisión remota de cada punto de recarga. Con ello, se busca agilizar el proceso de recarga y aportar datos en tiempo real sobre disponibilidad. Esta iniciativa servirá como prueba piloto para replicar el modelo en otros municipios de la entidad.