Expansión del huachicol mexicano en mercados internacionales
Recientemente, la Red de Control de Delitos Financieros de Estados Unidos publicó un informe en el que identifica un incremento de huachicol mexicano en mercados fuera de América. Según el reporte, la presencia de combustible robado se ha detectado en países de Asia como India y Japón, así como en diversas zonas de África.
La diversificación geográfica del huachicol representa una extensión de las operaciones de los cárteles mexicanos más allá de la frontera con Estados Unidos. Este fenómeno marca un cambio en las rutas tradicionales de distribución y sugiere el fortalecimiento de redes transnacionales dedicadas al tráfico de hidrocarburos ilícitos.
Rutas de exportación del tráfico de combustible robado
El tráfico de combustible robado inicia con la extracción clandestina en estados con infraestructura petrolera como Veracruz, Jalisco, Puebla, Hidalgo y Guanajuato. En estas regiones, las tomas ilegales en ductos permiten desviar volúmenes considerables de crudo sin fiscalización inmediata.
Una vez extraído, el producto transportado sale hacia entidades adyacentes a la frontera con Estados Unidos, principalmente Tamaulipas. En esta etapa, el movimiento se efectúa mediante camiones cisterna y pipas modificadas para dificultar la detección de anomalías en los controles viales.
Para su envío a África, India y Japón se emplean grandes buques petroleros. Estos cargamentos suelen declararse como subproductos o aceites industriales, evitando así las inspecciones exhaustivas y aprovechando la cadena logística marítima internacional.
Métodos de transporte y blanqueo del combustible robado
El primer método consiste en la perforación y desvío de ductos, donde se instalan válvulas ocultas que canalizan el hidrocarburo hacia recipientes de almacenamiento temporal. Este sistema de extracción se ha perfeccionado con conexiones clandestinas y equipos de bombeo discretos.
Asimismo, el crudo robado se traslada en camiones cisterna con compartimentos modificados. Estas cisternas incorporan sistemas de doble fondo o separadores internos que impiden verificar el volumen real transportado durante inspecciones superficiales.
Manipulación de denominación del crudo
Para eludir controles, la carga se etiqueta frecuentemente como “aceite usado” o subproducto industrial, denominaciones que reducen la probabilidad de revisión por parte de las autoridades portuarias. Esta maniobra facilita el paso de los cargamentos sin declarar su naturaleza como combustible.
Además, se recurre a documentos apócrifos que respaldan facturas y manifiestos de carga falsos, en los que se omite la referencia a Pemex o a instalaciones petrolíferas mexicanas. El uso de estas credenciales fraudulentas dificulta la trazabilidad real del producto.
Transporte marítimo para envíos internacionales
Las organizaciones criminales emplean embarcaciones con capacidad para decenas de miles de barriles. Estos buques se abastecen en puertos secundarios de la costa mexicana y, una vez en ruta, evaden zonas de patrulla a través de itinerarios poco transitados.
En los puertos de destino, los cargamentos ingresan bajo normas de mercancía genérica, limitando la inspección física. Las autoridades locales, con recursos reducidos para controlar hidrocarburos, reciben el producto sin cuestionar su procedencia real.
Acciones legales y sanciones en la venta de gasolina robada
El informe destaca que las autoridades estadounidenses han sancionado únicamente a tres ciudadanos mexicanos y a dos empresas vinculadas al tráfico de combustible robado. Este número limitado de imputaciones contrasta con la magnitud del negocio, considerado el segundo más lucrativo de los cárteles mexicanos.
La disparidad entre el volumen estimado de huachicol exportado y las sanciones aplicadas evidencia retos en la cooperación bilateral. Aunque existen acuerdos de intercambio de información, la persecución penal de redes completas de contrabando enfrenta obstáculos burocráticos y jurisdiccionales.
En este contexto, la venta de gasolina robada continúa operando con bajo riesgo de sanción internacional, mientras persisten las rutas clandestinas y las técnicas de blanqueo de producto. La capacidad de las autoridades para desarticular estas redes aún muestra limitaciones estructurales.