Incremento de la tarifa arancelaria real y consecuencias
La tasa arancelaria efectiva aplicada a las importaciones de Estados Unidos se situó en torno al 2 % a inicios de 2024 y alcanzó el 16 % en el último informe de Wells Fargo. Este aumento de la tarifa real representa un cambio sustancial en la política de aranceles de importación impulsada durante la pasada administración.
Gran parte del costo adicional generado por este alza no ha sido absorbido por gobiernos ni proveedores, sino trasladado en distintas proporciones por los importadores. El resultado inmediato es una presión al alza en los precios finales que pagan los consumidores.
Variación de precios en importaciones no energéticas
En junio, los precios de las importaciones excluyendo combustibles registraron un incremento interanual del 1,2 %. Este repunte indica que los proveedores extranjeros no han aplicado recortes en sus tarifas internas para compensar los aranceles decretados.
La estabilidad de los precios de importación, pese a la carga fiscal adicional, refleja una estrategia de mercado en la que los exportadores mantienen su rentabilidad sin ceder márgenes, trasladando el ajuste a los intermediarios estadounidenses.
Estrategias corporativas ante la carga fiscal arancelaria
Frente al alza de aranceles, las empresas han recurrido a la reducción de márgenes de beneficio como una vía para mitigar el impacto. Estos ajustes internos buscan equilibrar la competitividad sin provocar aumentos abruptos en precios al consumidor.
Otra vía ha sido el incremento gradual de tarifas a nivel minorista, repartiendo el sobrecoste entre los clientes finales. En paralelo, algunas compañías optan por absorber parcialmente la carga fiscal, asumiendo cifras menores del total arancelario para evitar pérdidas de cuota de mercado.
Variables externas: dólar débil y demanda doméstica
Se prevé una moderación en la demanda interna de Estados Unidos que podría ejercer presión a la baja sobre ciertos precios de importación. Una disminución en el consumo de bienes extranjeros habitualmente reduce la necesidad de ajustes tarifarios por parte de los proveedores.
No obstante, la fortaleza de la manufactura en México y la eurozona, junto con la depreciación del dólar, podría contrarrestar esa tendencia. El tipo de cambio más bajo encarece la factura de importaciones pese a la menor demanda.
Consumo interno y presión de la demanda
La contracción de la demanda doméstica se refleja en un menor ritmo de pedidos de mercancías, lo que normalmente fuerza una renegociación de precios con exportadores. Este dinamismo tiende a moderar la transmisión de aranceles.
Aunque la demanda interna decrece, la recuperación anticipada en ciertos sectores podría limitar la caída de los precios de importación, generando un efecto mixto en la evolución de las tarifas finales.
Tipo de cambio y fortaleza manufacturera
Un dólar más débil frente a las monedas de México y la eurozona encarece el costo de importación en moneda local, lo que puede intensificar la transmisión de aranceles al consumidor estadounidense.
El crecimiento de la producción manufacturera en los principales socios comerciales de EE. UU. compensa parcialmente la presión bajista de la demanda, manteniendo cierta estabilidad en los volúmenes de importación pese al encarecimiento general.
