Incremento en la tasa de homicidios en México
La tasa de homicidios en México alcanzó 25.6 casos por cada 100 000 habitantes, según datos del INEGI. Este indicador representa un punto de inflexión al romper una racha de tres años consecutivos de descenso en la violencia letal.
Durante el año pasado se contabilizaron 33 241 asesinatos en territorio nacional, cifra que contrasta con los 31 062 homicidios reportados en 2023. El aumento interanual fue del 6.7 %, reflejando un incremento constante en los registros oficiales.
Datos anuales de asesinatos registrados
El recuento de muertes violentas supera el umbral de 33 000 casos, consolidándose como uno de los periodos con mayor número de eventos delictivos fatales en los últimos cinco años. Este volumen acumula múltiples sucesos en diversas entidades.
El crecimiento de 2 179 incidentes letales con respecto al calendario anterior subraya una tendencia creciente en la criminalidad. El repunte se ve reflejado tanto en zonas urbanas de alta densidad como en regiones con menores niveles de población.
Tendencias históricas del crimen violento
Aunque la tasa está por encima del registro de 24 por cada 100 000 habitantes, 2024 mantiene un nivel inferior al de 26 en 2022. En 2021 y durante el periodo 2018–2020, las tasas superaron los 28 y 29 homicidios respectivamente.
Este comportamiento evidencia un descenso gradual después de los picos más altos, seguido de un repunte ligero en el último ciclo. La variación interanual muestra que las estrategias de seguridad han tenido efectos variables.
Evolución de la violencia
El aumento observado en 2025 marca el primer repunte tras una disminución empezada en 2021. Durante ese lapso, la tasa bajó gradualmente de 29 a 24 homicidios por cada 100 000 habitantes.
Este patrón de recuperación en la criminalidad señala posibles cambios en las dinámicas de grupos delictivos y la respuesta institucional ante el crimen organizado, sin que aún se observe una estabilización definitiva.
Rachas y variaciones recientes
El incremento del 6.7 % entre 2023 y 2025 rompe la senda de reducción sostenida en los dos ciclos previos. Las fluctuaciones anuales oscilan entre descensos moderados y alzas puntuales, según el monitoreo de inseguridad.
La comparación puntual con años previos muestra una volatilidad en la incidencia delictiva. Mientras la tasa históricamente cayó tras 2020, el alza actual cuestiona la continuidad de la tendencia a la baja.




















































































