Pronóstico de sequía en Sinaloa y déficit pluviométrico
El geofísico Juan Espinoza Luna advierte que la sequía en Sinaloa persistirá durante abril y mayo de 2025, consolidando un déficit pluviométrico que afecta la disponibilidad de agua en zonas urbanas y rurales. Este escenario prolongado de escasez hídrica pone en riesgo las reservas en las cuencas y la capacidad de respuesta de las comunidades ante la falta de precipitación.
Las proyecciones indican un inicio tardío de la temporada de lluvias, con lluvias significativas únicamente a partir de junio. Se estima un mínimo de 10 mm de precipitación en la zona serrana durante ese mes, lo cual resulta insuficiente para revertir el agotamiento de mantos freáticos y niveles de agua superficiales.
El déficit pluviométrico de los meses previos ha dejado su huella en el nivel de las presas, donde se observa una notable reducción en el almacenamiento de agua. La dificultad para recargar embalses alerta sobre posibles restricciones en el suministro agrícola e industrial.
Carencia de precipitaciones y efecto en presas
Impacto en el almacenamiento de agua
La falta de aportes pluviales en julio y agosto se prevé aún más aguda que en años anteriores, con un descenso acelerado en la capacidad de almacenamiento de las presas estatales. Esta tendencia reduce la garantía de abasto para riego y consumo humano.
Con menores niveles en embalses, aumenta la vulnerabilidad de las infraestructuras hidráulicas, que enfrentan tensiones operativas para satisfacer la demanda de diferentes sectores. La gestión del agua se vuelve más compleja ante el riesgo de roturas y sedimentos en compuertas.
Riesgos para la infraestructura hidroagrícola
La prolongada sequía genera un desgaste prematuro en canales de riego y sistemas de bombeo, lo que eleva los costos de mantenimiento y disminuye la eficiencia de distribución. Los agricultores enfrentan una disminución en la capacidad de planificar sus ciclos de cultivo.
La insuficiencia de agua impacta directamente la productividad agrícola, ya que la concentración de nutrientes en suelos áridos puede alterar la calidad del suelo y encarecer las prácticas de recuperación. Esto repercute en los rendimientos y en la viabilidad de proyectos productivos.
Recuperación parcial con El Niño y variabilidad climática
Para septiembre de 2025 se espera un repunte en las lluvias vinculado al fenómeno de El Niño, que podría traer un alivio temporal a la escasez hídrica. Sin embargo, la irregularidad en la distribución espacial y temporal de las precipitaciones mantiene incertidumbre sobre su alcance real.
El incremento de lluvias asociado a la variabilidad climática no garantiza una recuperación completa de las reservas, dado que la recarga de acuíferos requiere precipitaciones sostenidas y de gran volumen. La gestión y el monitoreo continuo seguirán siendo esenciales.
La llegada de El Niño puede intensificar eventos extremos, como lluvias torrenciales o sequías ocasionales, complicando el equilibrio entre desfase de agua y periodos de inundación. La adaptación a este patrón climático resulta un desafío para las autoridades hidrometeorológicas.
