Un análisis advierte que crecientes tensiones al interior del bloque morena–PT en Sinaloa han generado una “lista negra” simbólica contra diputados disidentes; el episodio se agravó tras el voto en contra de la nueva ley de aguas, señala el informe.
Puntos clave
- La expresión “lista negra” describe a legisladores que se desmarcan de la agenda de la 4T dentro del bloque morena–PT en Sinaloa.
- El detonante visible fue el voto en contra de la ley de aguas por parte del diputado federal Fernando García.
- El señalamiento no implica una depuración formal: funciona como marca política de desalineación.
- La fractura interna puede debilitar la cohesión y la estrategia de gobernabilidad frente a retos locales.
Voto contra la ley de aguas y la figura de Fernando García
El análisis identifica al voto en contra de la ley de aguas como el punto de quiebre que expuso la fisura dentro del bloque oficialista. El diputado federal Fernando García reservó su apoyo y su decisión se interpretó como un gesto de ruptura hacia la dirección del grupo.
Fuentes del estudio describen el acto como un “portazo simbólico” contra la presidencia y el proyecto de la 4T; no se reporta procedimiento interno de sanción formal, solo el señalamiento político. Esa distancia política se traduce en incertidumbre sobre la disciplina en votaciones futuras.
Implicaciones para la cohesión del bloque morena–PT en Sinaloa
Analistas consultados por el informe advierten que la “lista negra” refleja una oposición silenciosa que actúa desde adentro y puede erosionar la capacidad de acción conjunta. Esa fragmentación reduce la coordinación legislativa necesaria para aprobar iniciativas clave.
La falta de unidad complica la estrategia política y la gobernabilidad del proyecto 4T en el estado. Además, la percepción pública de desorden interno puede debilitar la autoridad de los representantes y aumentar la volatilidad en decisiones futuras.
Contexto de seguridad y presión sobre gobiernos federales y estatales en Sinaloa
El informe vincula la necesidad de unidad política con los retos de seguridad y gobernabilidad que enfrenta Sinaloa, donde la violencia relacionada con el narcotráfico añade presión a los gobiernos. Ante crisis externas, la cohesión interna adquiere mayor relevancia para la respuesta institucional.
Diputados disidentes o posturas públicas enfrentadas pueden interpretarse como señales de debilidad frente a actores criminales y a la ciudadanía. La investigación subraya que, sin mecanismos claros de reconciliación o diálogo, la fractura puede agravar la capacidad de respuesta del bloque.











































































