Culiacán, Sinaloa.— Ramiro y su madre, Isabela, llegaron hace cuatro meses desde la comunidad Presa de Mojolo y viven como pepenadores cerca del Basurón Municipal de Culiacán. El desplazamiento forzado los obligó a dejarlo todo y buscar ingreso diario.
Puntos clave
- Llegaron desplazados de Presa de Mojolo hace cuatro meses.
- Viven en Viviendas improvisadas cerca del Basurón Municipal de Culiacán.
- Se ganan la vida como pepenadores: Recolectan plásticos, botes y cartón.
- Ramiro busca reunir cerca de 200 pesos al día para comer.
Desplazamiento desde Presa de Mojolo
La familia salió forzada de su comunidad por la violencia y llegó a Culiacán con lo poco que pudo cargar. Dejaron atrás el trabajo de albañil de Ramiro porque la chamba escaseó y la inseguridad se incrementó en su localidad.
El traslado se produjo hace cuatro meses; desde entonces intentan estabilizarse cerca del vertedero municipal. Mantienen vínculos familiares mínimos y dependen de lo que consiguen reciclando para subsistir.
Condiciones de vida junto al Basurón Municipal de Culiacán
Viven en casas austeras construidas con lámina y madera, con cortinas de lona y camas hechas con tarimas. Durante el día trabajan en la colina de basura entre llantas, residuos de comida y aguas estancadas.
El olor es persistente: Ramiro se cubre la nariz con una camisa para soportar la jornada y minimizar las molestias. La exposición a residuos y al ambiente inhóspito marca su rutina diaria.
Empleo como pepenadores y medios de subsistencia
Suben cada día al basurero para recoger materiales vendibles: plásticos, botes y cartón, que luego venden para obtener ingresos. Su meta diaria es reunir cerca de 200 pesos, cantidad que les permite comprar alimentos básicos.
Ramiro evade integrarse a actividades ilícitas y prefiere el trabajo duro del reciclaje, aunque sea de escaso rendimiento económico. Isabela acompaña y colabora en la búsqueda de materiales y en la organización del poco dinero que obtienen.
