Devastación forestal en Sierra de Concordia, Sinaloa
El incendio se detectó el 13 de mayo en la zona de Loberas, un paraje ubicado entre El Palmito y Potrerillos. Desde entonces, las llamas han avanzado sin control efectivo, afectando extensas áreas de pino y encino.
Al 21 de mayo, el siniestro ha arrasado con 2 105 hectáreas y se prolonga en un frente de fuego de aproximadamente 14 km, que va desde El Palmito hasta los alrededores de Santa Lucía.
Discrepancias en el combate al incendio y reporte oficial
El 19 de mayo, la Secretaría de Bienestar y Desarrollo Sustentable de Sinaloa informó que tres brigadas de esa dependencia y una unidad de la CONAFOR participaban en el control del fuego. Según ese reporte, el despliegue buscaba contener la propagación en los puntos más críticos.
Sin embargo, esa versión oficial contrasta con las señales de descoordinación y falta de recursos que persisten en el terreno. La carencia de equipos especializados y rutas de acceso adecuadas limita la eficacia de las labores de contención.
Perspectiva de voluntarios forestales y pobladores
Habitantes de la región sostienen que, en realidad, solo entre 10 y 15 voluntarios forestales combaten las llamas. Atribuyen la responsabilidad a la autoridad por no movilizar brigadas oficiales hacia los flancos más peligrosos.
El argumento se refuerza tras un incidente en el que un brigadista resultó herido al activar por error una bomba de agua. Desde ese accidente, ni los ejidatarios ni las dependencias han regresado al área afectada.
Impacto comunitario y recuperación del bosque
Las localidades de San Miguel El Carrizal, El Platanar y El Palmito han visto gran parte de su territorio consumido por el fuego. Las cenizas cubren parcelas y brechas que antes eran fuente de leña y actividades agroforestales.
Se estima que la regeneración natural del ecosistema tomará entre 30 y 40 años, un dato que advierte sobre la magnitud de la degradación en la Sierra de Concordia. La falta de un plan de restauración agrava la urgencia de la situación.
Fallas en coordinación de emergencia y recursos
Hasta ahora, el combate al incendio depende casi por completo del esfuerzo voluntario, sin un mando unificado que organice brigadas, equipos y logística. Esta brecha en la coordinación de emergencia dificulta la respuesta ante nuevos brotes de fuego.
La región ya enfrenta bloqueos de vías de acceso y desplazamientos forzados, lo que complica el envío de apoyo y suministros. La limitada infraestructura de comunicación impide una visión clara de la evolución del siniestro.
