Crisis alimentaria en Gaza: Escasez creciente
Según fuentes médicas de Gaza, desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023 han fallecido por desnutrición 201 personas, cuatro más que el día anterior. Dos de las muertes recientes corresponden a menores, lo que añade urgencia a la situación.
Casi la mitad de quienes perdieron la vida por falta de alimento —98 casos— son niños, un indicador claro de la inseguridad alimentaria que afecta de forma desproporcionada a la población infantil. Las restricciones a la entrada de insumos básicos agravan el panorama.
La Franja de Gaza se halla al borde de la hambruna tras casi dos años de conflicto, con un bloqueo casi total de ayuda humanitaria entre el 2 de marzo y el 19 de mayo, periodo en el que las caravanas de suministro estuvieron casi inactivas.
Indicadores nutricionales críticos
Las agencias de la ONU advierten que más de un tercio de la población pasa jornadas completas sin recibir raciones mínimas de alimento. Este dato revela la magnitud de la crisis alimentaria y la falta de acceso a víveres esenciales.
Los indicadores de malnutrición aguda alcanzaron niveles históricos en los últimos meses, tanto en niños como en adultos. Las deficiencias de micronutrientes y la deshidratación se han vuelto más frecuentes en los centros de salud locales.
Desnutrición infantil y mortalidad
Casi 98 menores han muerto por desnutrición desde el inicio de la ofensiva, cifra que representa casi la mitad del total de defunciones relacionadas con la falta de alimento. Estas estadísticas reflejan las consecuencias directas de la escasez prolongada.
La vulnerabilidad de la infancia frente a la inseguridad alimentaria crónica se traduce en un aumento sostenido de casos de desnutrición severa. Las condiciones de vida deterioradas contribuyen al colapso de los mecanismos de protección social.
Bloqueo humanitario y pausas de ayuda
El bloqueo casi total de ayuda humanitaria se mantuvo durante más de dos meses, limitando el ingreso de camiones con suministros básicos. La falta de combustible y de permisos de paso complicó aún más la llegada de alimentos y medicinas.
Israel anunció a finales de julio “pausas humanitarias” para facilitar el acceso de convoyes, pero la entrada promedio se sitúa en 200 camiones diarios. Esta cifra contrasta con las estimaciones de ONG que calculan la necesidad de al menos 500 vehículos para atender mínimamente a la población.
La disparidad entre las entregas reales y las requeridas evidencia el déficit estructural en la asistencia internacional. Las organizaciones humanitarias insisten en ampliar los corredores de ayuda para evitar un agravamiento de la hambruna.




















































































