Extorsión telefónica y chantajes a familias de personas desaparecidas
Familias de personas desaparecidas han sido blanco de extorsión telefónica a través de llamadas en las que se exige dinero a cambio de supuesta información. En muchos casos, los presuntos secuestradores no disponen de ningún detenidx, sino que recurren al chantaje para obtener un pago inmediato.
El colectivo “Voces Unidas Por La Vida” alerta que la táctica de extorsión se basa en el miedo y la urgencia; las víctimas, ansiosas por encontrar a sus seres queridos, pueden verse presionadas a realizar transferencias de forma precipitada. La extorsión telefónica se convierte así en un delito vinculado al secuestro sin que exista un retenido real.
Mecanismo de llamadas fraudulentas
Los extorsionadores realizan llamadas desde números que suelen cambiar constantemente para evitar ser rastreados. En ocasiones, se emplean aplicaciones de voz por IP para ocultar la ubicación del interlocutor y dificultar la identificación de los delincuentes.
Durante la llamada, los chantajistas afirman tener secuestrada a una persona cercana y demandan un pago urgente. Este procedimiento refuerza la sensación de peligro inminente y tiene el objetivo de quebrar la resistencia de las familias, que a menudo carecen de medios para comprobar la veracidad de la amenaza.
Difusión de datos personales y exposición en redes sociales
El origen de estos contactos extorsivos suele estar relacionado con la dispersión de números telefónicos personales en plataformas digitales. La publicación de datos en grupos y foros facilita que los delincuentes obtengan información básica para iniciar el chantaje.
La falta de protección de datos personales convierte a las víctimas en objetivos fáciles. A menudo las familias de personas desaparecidas comparten números de celular y correo electrónico en redes sociales para solicitar apoyo, sin prever que esos canales sean explotados con fines delictivos.
Origen de los contactos de los estafadores
Los delincuentes recopilan listas de teléfonos de manera masiva mediante rastreo de publicaciones públicas o hackeos de bases de datos. A partir de ahí, realizan pruebas de llamada hasta identificar números activos vinculados a casos de desaparición.
Una vez obtenido un listado válido, los extorsionadores pueden simular información adicional —como el nombre de la víctima o detalles del presunto secuestro— para hacer más creíble el engaño y aumentar la probabilidad de cobro.
Recomendaciones de seguridad y apoyo de colectivos de búsqueda
El colectivo recomienda no efectuar ningún pago bajo presión y evitar compartir datos personales en canales no seguros. Mantener la comunicación únicamente a través de números oficiales ayuda a filtrar intentos de chantaje y reduce los riesgos de fraude.
Las organizaciones con experiencia en búsqueda de desaparecidos ofrecen asesoría para el manejo de llamadas extorsivas. Contar con acompañamiento especializado permite a las familias identificar patrones de engaño y tomar decisiones informadas.
Canales oficiales y protocolos de respuesta
Es fundamental que todas las comunicaciones se concentren en los teléfonos certificados por los colectivos de búsqueda. Cualquier contacto fuera de esos números debe considerarse sospechoso hasta comprobar su autenticidad.
Registrar cada intento de extorsión (hora, número, contenido de la llamada) contribuye a construir un expediente que facilite la investigación y el posible rastreo de los responsables.




















































































