Operaciones de espionaje del CJNG en Washington
Durante el juicio contra Rubén Oseguera González “El Menchito” en la Corte Federal del Distrito de Columbia, supuestos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación habrían realizado labores de espionaje CJNG sobre agentes de la DEA e informantes. La vigilancia se concentró en distintos puntos de la capital de Estados Unidos, con el objetivo de recabar información estratégica sobre el proceso legal.
Agentes federales identificaron movimientos sospechosos en las inmediaciones del tribunal, donde habrían sido colocados dispositivos de seguimiento y se habrían observado personas desconocidas merodeando alrededor de los puntos de control. Estas acciones apuntan a un incremento en la sofisticación de la vigilancia realizada por el cártel.
Vigilancia durante el juicio federal
La vigilancia incluyó tanto seguimientos físicos como supuestas escuchas electrónicas, según el testimonio de funcionarios de la DEA. Estas maniobras buscarían anticipar testimonios o estrategias de la fiscalía, afectando potencialmente la seguridad de los participantes en el proceso judicial.
El espionaje implementado por el CJNG se caracteriza por la implementación de técnicas de contravigilancia y el uso de personal infiltrado. Esto refleja un grado de organización y recursos que supera las operaciones tradicionales de otros grupos criminales.
Violencia y represalias en territorio mexicano
En paralelo a las operaciones de espionaje en Washington, el cártel paramilitar llevó a cabo actos de venganza CJNG en México. El objetivo de estas represalias habría sido intimidar a familiares de colaboradores de la justicia estadounidense.
El resultado de estas acciones fue el asesinato de la esposa y la hija de un informante colaborador, así como la muerte de un soldado del Ejército mexicano. Los hechos se registraron en diferentes puntos de territorio nacional y confirman la brutalidad con la que opera este grupo criminal.
Objetivos de la venganza
Este patrón de violencia muestra el uso de la intimidación colectiva para disuadir a testigos y posibles informantes. La elección de las víctimas revela una estrategia calculada para generar terror y asegurar el silencio de posibles denunciantes.
La ejecución de estos actos en suelo mexicano subraya la capacidad del cártel para proyectar poder y ejercer control mediante la violencia contra civiles y militares por igual.
Alcance global y capacidad paramilitar del cártel
Matthew W. Allen, jefe de la División de Los Ángeles de la DEA, describió al CJNG como un cártel con alcance global y funcionamiento paramilitar. De acuerdo con su declaración ante el Comité Judicial del Senado de EE. UU., el grupo demuestra disciplina militar y estructura jerárquica que facilita operaciones complejas en varios países.
La organización criminal no solo realiza narcotráfico, sino que también incorpora tácticas de guerra asimétrica, incluyendo secuestros, ejecuciones selectivas y espionaje. Esto posiciona al cártel como una organización con recursos suficientes para desafiar a agencias internacionales de seguridad.
El uso de armas de alto poder y equipos de vigilancia sofisticados refuerza la hipótesis de un modelo de cártel paramilitar. Estas características le permiten al CJNG operar con una aparente impunidad y proyectar su influencia más allá de las fronteras mexicanas.
