Sistema de captación pluvial y captación de aguas pluviales
En el ejido San Felipe, municipio de Doctor Arroyo, Nuevo León, se instaló un sistema de captación pluvial en techos, cisternas y bordos. La infraestructura destinada a la recolección de agua de lluvia aprovecha superficies de azoteas y deriva el líquido hacia depósitos diseñados para retención de lluvias.
El diseño de la instalación combina plataformas impermeables y canaletas que conducen el agua a estanques de acumulación. Esta modalidad de almacenamiento persigue mantener reservas hídricas en una región catalogada como semidesierto.
Precipitaciones anuales y condiciones del semidesierto
La zona de San Felipe registra una precipitación anual promedio de 250 mm, cifra que se concentra en la temporada de lluvias. El escaso volumen de precipitaciones obliga a buscar alternativas de abastecimiento más allá de las presas regionales.
Las características del semidesierto implican evaporación acelerada y suelos de baja retención, lo que limita la infiltración natural. La implementación de bordos y cisternas intenta mitigar la pérdida de agua por escurrimiento superficial.
Objetivos del programa de gestión hídrica sostenible y manejo de escorrentía
El propósito central consiste en aprovechar al máximo los eventos de lluvia ocasional para uso agrícola y doméstico. Mediante tecnologías de gestión hídrica sostenible se busca reducir la dependencia de fuentes convencionales, como presas y pozos profundos.
La estrategia de manejo de escorrentía incluye la instalación de sistemas modulares que facilitan la acumulación de agua durante episodios pluviales. Estos módulos permiten controlar el caudal y medir el volumen recolectado.
Resiliencia comunitaria, reservas hídricas y agua de lluvia
La instalación de depósitos propios fortalece la resiliencia comunitaria frente a sequías prolongadas. Contar con reservas de agua de lluvia disminuye la vulnerabilidad ante la falta de suministro externo.
El registro de los volúmenes captados permite evaluar la eficiencia del programa y ajustar la capacidad de almacenamiento. El monitoreo continuo aporta datos para optimizar prácticas de conservación y distribución del recurso.




















































































