Resumen del ataque a Fordó con bombarderos B-2
El 22 de junio de 2025 Estados Unidos ejecutó un ataque sobre la instalación nuclear de Fordó, situada a 90 km al suroeste de Teherán. La operación fue descrita como “con éxito” tras el lanzamiento de bombas anti-búnker desde bombarderos estratégicos B-2.
Tras la fase inicial con los B-2, se emplearon misiles Tomahawk lanzados desde submarinos contra otras plantas de enriquecimiento en Natanz e Isfahán. El anuncio de la orden partió del presidente Donald Trump a través de su cuenta en Truth Social.
Modo de despliegue de la operación
Los bombarderos B-2 sobrevolaron territorio iraní y arrojaron bombas diseñadas para penetrar estructuras subterráneas, alcanzando hasta 80 metros bajo tierra. Estas bombas anti-búnker estaban orientadas a neutralizar las fortificaciones más profundas de Fordó.
Posteriormente, los submarinos de la Armada de Estados Unidos dispararon misiles de crucero Tomahawk contra instalaciones secundarias. El objetivo era dañar las infraestructuras de enriquecimiento en Natanz e Isfahán sin provocar contaminación radioactiva aparente.
Importancia estratégica de la instalación nuclear de Fordó
Fordó es considerada la planta más protegida de Irán, construida en secreto y revelada públicamente en 2009. Su ubicación próxima a la ciudad sagrada de Qom incrementa su valor estratégico y las medidas de defensa alrededor del complejo.
En mayo de 2025, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó que la instalación enriquecía uranio al 60 %, un nivel cercano al requerido para aplicaciones militares. Se estimó que en un plazo de tres semanas podría disponer de material para hasta nueve armas nucleares.
Uranio al 60 % y riesgo de arma nuclear
El enriquecimiento al 60 % ubica a Fordó en un nivel intermedio entre fines pacíficos y militares. Aunque Irán sostiene un uso civil, la concentración de uranio en ese grado eleva las preocupaciones internacionales.
Expertos advierten que, de mantenerse esa tasa, los plazos para alcanzar material fisionable se reducen significativamente, lo que explica la prioridad asignada a esta instalación en el ataque estadounidense.
Empleo de misiles Tomahawk desde submarinos
La segunda fase de la operación incluyó el lanzamiento de misiles de crucero Tomahawk desde al menos dos submarinos. Estos vectores de precisión buscaban objetivos específicos sin exposiciones prolongadas en superficie.
Las plantas de Natanz e Isfahán fueron seleccionadas para degradar la capacidad de enriquecimiento en distintas ubicaciones, reduciendo la redundancia del programa nuclear iraní.
Selección de objetivos en Natanz e Isfahán
Natanz, al centro de Irán, alberga centrifugadoras en estructuras menos fortificadas, lo que facilitó el uso de misiles de crucero. En Isfahán, se buscó dañar talleres de componentes clave para el proceso de enriquecimiento.
La combinación de ataques aéreos y marítimos buscó minimizar los daños colaterales y limitar la propagación de material radioactivo en la región.
Contexto del enriquecimiento nuclear y rol del OIEA
Tras la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015, Irán retomó el desarrollo de sus capacidades de enriquecimiento. El OIEA ha monitoreado las actividades, sin registrar liberación de contaminación tras el bombardeo.
Irán mantiene que su programa tiene fines civiles, mientras que organismos internacionales advierten sobre el posible desvío hacia armamento. El ataque de junio de 2025 se enmarca en esfuerzos por frenar ese avance.